Es una época del año fantásticamente terrorífica para los cinéfilos, con los estudios presentando sus creaciones más escalofriantes al público antes de Halloween. Paranormal Activity: La dimensión fantasma y El último cazador de brujas llegaron a los cines la semana pasada, y Guía del explorador para el apocalipsis zombi llega a las pantallas esta semana.

Mientras los miedosos esperan a que todo pase (con suerte, en una habitación segura), millones de aficionados al terror de todo el país atesoran esta época de terror.

Quiénes son estos buscadores de emociones? Según los datos de Nielsen Fanlinks de 2015, los aficionados al cine de terror tienen un 23 % más de probabilidades que el consumidor medio de tener entre 35 y 44 años. Eso significa que bastantes de ellos pertenecen a la generación X, que creció viendo clásicos del género slasher de Wes Craven como Pesadilla en Elm Street y Scream. Hoy en día, este grupo parece feliz de hacer del miedo un asunto de familia, ya que los aficionados al cine de terror tienen un 24% más de probabilidades de formar parte de un hogar de tres o más personas, con niños de edades comprendidas entre los 6 y los 17 años.

Las películas macabras también son especialmente populares entre el diverso público aficionado al terror; los fans del terror tienen un 23% más de probabilidades de ser hispanos que el consumidor medio y un 15% más de ser afroamericanos.

Fieles al espíritu de Halloween, los aficionados al cine de terror adoran las golosinas; los fans gastan 146 dólares al año de media en bebidas gaseosas, 21 dólares más que los 125 dólares que gasta el consumidor medio.

Las palomitas también son muy demandadas por los aficionados. Los amantes del terror compran al año un 5% más de palomitas hechas y un 6% más de palomitas sin hacer que el consumidor medio.

En octubre, gastan un 34% más en caramelos duros y un 30% más en maíz caramelizado que la media. Los amantes de las películas de terror gastan un 52% más en malvaviscos y un 27% más en galletas graham que la media de los estadounidenses.

Por último, los amantes del cine de terror parecen tener debilidad por lo cursi, tanto dentro como fuera de la pantalla. De hecho, gastan un 25% más en snacks de queso inflado y un 21% más en galletas de queso que el consumidor medio.

Ésta es la época más maravillosa del año para los amantes de los sustos en la pantalla -y de las marcas-, ya que los aficionados al miedo no sólo están dispuestos a abrir la cartera en taquilla, sino también en las tiendas.