Desde la cobertura informativa hasta las apariciones en prensa e incluso los anuncios, la televisión es un campo de batalla clave para los candidatos presidenciales en los años electorales. Pero es en los debates presidenciales televisados donde los candidatos se enfrentan de verdad a medida que se acerca noviembre, e históricamente, un gran número de votantes ha sintonizado la televisión para ver estos combates verbales.
Si se observan los más de 50 años de audiencia de los debates presidenciales televisados en los hogares, estos acontecimientos políticos de alto nivel han tenido algunas de las mayores audiencias del sigloXXI.
Seis de los diez debates más vistos en los hogares se celebraron en uno de los tres últimos años electorales. De esos seis, el presidente Barack Obama ha participado en cinco de ellos, y el debate inicial de las elecciones de 2012, en el que se enfrentó a Mitt Romney, ocupa actualmente el primer puesto.
Hasta las elecciones de 2012, el primer puesto correspondía al histórico debate de 1980 entre Jimmy Carter y Ronald Reagan. Con 45,8 millones de hogares, el único debate presidencial de las elecciones de 1980 mantuvo el primer puesto durante casi 32 años.
Ahora que se acercan otras elecciones presidenciales históricas y muy reñidas, el poder de los debates presidenciales televisados sigue siendo fuerte. Desde el primer debate televisado durante las elecciones de 1960, este tipo de acontecimientos han mantenido un gran número de seguidores en los hogares estadounidenses y, más de 50 años después, siguen siendo una potencia televisiva en horario de máxima audiencia. Si las tendencias recientes se mantienen, es posible que en 2016 más estadounidenses dejen que su futuro comandante en jefe entre en sus hogares a través del televisor.
